viernes, 23 de octubre de 2009

LA EVALUACIÓN DE ACTITUDES!!!



H ace más de una década, estudios en materia de educación en valores y actitudes informaban sobre la preocupación de los expertos por la evaluación del aprendizaje de los estudiantes, de la enseñanza practicada por el profesorado y de los propios proyectos y programas establecidos por las autoridades académicas, e insistían en que la evaluación de los estudiantes tiene que ser coherente con los objetivos propuestos. Igualmente señalaban la urgente necesidad de investigar alternativas a la evaluación tradicional que suministren nuevos criterios de evaluación, útiles para la enseñanza y el aprendizaje y recomendaban la búsqueda de instrumentos adecuados, válidos y fiables para aprendizajes que no son los tradicionales y normas de evaluación específicas para el marco de enseñanza: actitudes y valores.

Por su parte cada vez es mayor la importancia de la educación en los currículos escolares de todo el mundo civilizado, la evaluación de la dimensión actitudinal y axiológica de la enseñanza siendo una de las principales razones porque los estudiantes adquieren actitudes que orientan en determinada dirección su conducta y sus creencias. En tal sentido, en el lenguaje habitual, el término actitud tiene ciertas connotaciones de estado de ánimo, incluso morales o ideológicas, pero en el marco de la psicología social, sintetizando centenares de contribuciones, la actitud es un concepto que reúne tres elementos: Un conjunto organizado y duradero de convicciones o creencias (elemento cognitivo), dotadas de una predisposición o carga afectiva favorable o desfavorable (elemento evaluativo o afectivo), que guían la conducta de la persona respecto a un determinado objeto social (elemento conductual).
Así también, la disposición a favor o en contra del objeto de la actitud (elemento afectivo o evaluativo) es considerada por muchos autores lo más característico y propio de las actitudes, que las sitúa en el ámbito de los valores, las dota de capacidad para orientar la conducta de las personas y sugiere las connotaciones ideológicas; es decir, hace de las actitudes un constructo con connotaciones de motivación o guía de la conducta de las personas.

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